Felipe y la economía, una mirada 30 años despúes

Publicado el 2 de diciembre de 2012

Hace 30 años, Felipe González asumió el gobierno de España en medio de una crisis económica profunda. Durante estos días, se están haciendo muchos análisis sobre aquella época. Se está hablando de la consolidación de la democracia, de la entrada en Europa, de la lucha contra el terrorismo, de la expansión del Estado de bienestar, y por supuesto de cómo se superó aquella crisis. Este post, pretende aportar algunos elementos para continuar el debate en esta última dimensión. Comenzaré por presentar algunsos datos económicos que permiten comparar la situación de ayer y de hoy.

- PIB: en 1982 España tenía un producto interior bruto de 190.000 euros frente a 1 billón que produce hoy cada año (eran apenas 6.000 euros de renta per cápita frente a los casi 24.000 euros de hoy). El crecimiento de entonces era del -0.1%, frente a casi el -1,5% actual, y no sería hasta la entrada en Europa cuando las tasas de crecimiento de España se dispararía hasta el 5%.

- Paro: en 1982 había 2,5 millones de parados frente a los casi 5,5 de 2012. La tasa de paro era del 20%, algo inferior al 25% de hoy (pero ya entonces el paro era del 45% entre menores de 25 años). La seguridad social tenía hace 30 años apenas 10 millones de cotizantes (mientras que hoy son 17,8 millones) pero las prestaciones que tenía que cubrir eran mucho menores porque el Estado de bienestar aún no se había desarrollado en su plenitud.

- Inflación: Hace 30 años, tras la crisis del petróleo y por los altos precios de la energía, la inflación española rondaba el 12% (4,5 de diferencial con Europa). Hoy la situación es mejor, ya que la inflación está cerca del 3% y el diferencial con nuestros competidores se ha cerrado.

- Déficit público: La situación de las finanzas públicas en 1982 era deficitaria (5% de déficit) pero similar a la de otros países comunitarios. La deuda pública entonces era del 30% del PIB, tres veces menos que hoy (pero entonces casi el 85% de esa deuda se financiaba con créditos del Banco de España, y lo poco que se colocaba en los mercados se hacía a tipos de interés de 17%)

- Déficit exterior: El déficit exterior en 1982 era del 3% del PIB, similar al 2,5% actual, pero aún muy inferior que el déficit que se acumularía durante la década de los 90 como consecuencia de la pérdida de competitividad que hoy se está recuperando poco a poco.

En aquel contexto, la gestión económica era complicada, pero con la perspectiva que da una mirada 30 años después, creo que se pueden identificar claramente al menos 4 logros económicos indiscutibles que pusieron las bases para el desarrollo económico y social que experimentó el país durante las siguientes décadas. Los resumiré brevemente:

- La reconversión industrial: el proceso de reconversión industrial significó el desmantelamiento de buena parte de la industria pesada más obsoleta que se había ido construyendo desde la autarquía de los primeros años del franquismo en torno al INI. La reconversión se concentró en determinadas zonas con un tejido industrial más sensible y menos diversificado, como por ejemplo Asturias (HUNOSA, ENSIDESA), la ría de Bilbao (Altos Hornos de Vizcaya, AHV), Sagunto (Altos Hornos del Mediterráneo, AHM), Ferrol (astilleros públicos tanto militares como civiles) Cartagena (astilleros e industria química) o la bahía de Cádiz (astilleros). Estas medidas se tomaron con retraso respecto a los restantes países industrializados de Europa, y supusieron recortes importantes en la capacidad productiva de las empresas de los sectores más tradicionales en crisis (naval, siderurgia, etc.). Los gobiernos de González trataron de canalizar la producción hacia otras nuevas ramas industriales con mejores expectativas, aunque en la mayoría de los casos se produjo una sustitución parcial de actividades industriales por el sector servicios. Más tarde, con la entrada en la UE, se produjo una “segunda reconversión” en otros  sectores tradicionales (agrícola, lácteo y textil), para adaptarlos a las exigencias del mercado único europeo. Aunque ambos procesos fueron dolorosos, se culminaron con éxito y pusieron las bases para el ciclo más largo de desarrollo económico de la historia de España, que comenzaría a finales de los 80, y se reforzaría a partir de la mitad de los 90.

- La recapitalización de la economía (educación a infraestructuras): La LODE y la LOGSE articularon la universalización de la educación. Todos los datos de gasto y resultados educativos aumentaron desde el año 82. El gasto en educación paso del 3% del PIB en 1982 al 4,5% en 1993. El porcentaje de la población con estudios básicos pasó de apenas el 50% en 1982, hasta el 65% veinte años después. El número de titulados universitarios se multiplicó por 3 y el de facultades por 2,5 en esas dos décadas. El resultado es que la población ocupada que trabajaba en las empresas pasó de tener apenas 7 años de educación en 1982 a 11 años de educación en el año 2000. A ese proceso de fortalecimiento del capital humano y laboral que comenzó en la primera legislatura de González, se sumó un intenso proceso de expansión del capital físico a partir de finales de los 80. La llegada de fondos europeos a partir de 1989 y sobre todo de 1992 (fondos estructurales y de cohesión) favorecieron este proceso. Las inversiones anuales en carreteras se multiplicaron por 3 entre mediados de los 80 y finales de los 90, las inversiones en ferrocarril se multiplicaron por 2,5 (con especial impacto del primer AVE), y las inversiones en infraestructuras aéreas y marítimas por 2 (sobre todo en la nueva red de aeropuertos). En apenas dos décadas, España se convirtió en el país con la mejor red de transportes de toda Europa.

- La europeización de todos los sectores: La apertura de todos los sectores económicos al mercado interior europeo fue probablemente el mayor logro de la segunda mitad de los años 80. España lograba así culminar el proceso de internacionalización que había comenzado con el Plan de Estabilidad de 1959. Fueron casi 3 décadas de eliminación de barreras, de armonización de estándares e interconexión de rutas de distribución y acceso a mercados. España dio carpetazo final a la autarquía con la entrada en la UE. Los efectos de este proceso de europeización fueron especialmente positivos en el sector turístico, en el alimentario y el textil (tras sus respectivas reconversiones), en el automovilístico o en el sector financiero. La europeización no tuvo sólo efectos económicos, sino que ayudó decisivamente a consolidar la democracia.

- La expansión del Estado de bienestar y la economía social de mercado: Probablemente, el reto más singular que abordó González fue el de expandir el Estado del bienestar e integrarlo en el proceso productivo. Para lograrlo, aprovechó el crecimiento económico, generó nuevos  ingresos públicos y aumentó decisivamente los gastos sociales. Durante las legislaturas socialistas, el gasto público pasó del 37 al 45% del PIB, y el gasto social del 16 al 22% del PIB (al igual que ocurre en 2012, estos datos estuvieron afectados al final del periodo por los efectos de la crisis del 93 sobre los gastos de desempleo). Lo más notable es que la presión fiscal aumentó del 26% al 34% en los 14 años de gobiernos de Felipe González, con especial crecimiento de la aportación de los impuestos directos (que en 1982 aportaban lo mismo que los indirectos, cuando aún no existía el IVA) y en 1995 los superaban en recaudación en un 15%. Al extender la educación, la sanidad, el seguro de desempleo y las pensiones, España adquirió un Estado de bienestar que generó la cohesión social necesaria para prolongar el proceso de desarrollo (sin redistribución y expansión de la clase media ese proceso se habría agotado en  sí mismo).

En definitiva, echando la vista atrás con la distancia que permiten las 3 décadas transcurridas, parece evidente que dada la magnitud de los retos que se superaron, aquellos logros no sólo fueron el resultado de la gestión de los gobiernos de Felipe González. Fueron el resultado de un esfuerzo colectivo, de ciudadanos optimistas y de una generación que afrontó aquella época con ilusión por alcanzar un futuro mejor. También fueron el resultado de los flujos de inversión extranjera y de los fondos comunitarios que llegaron con la entrada en Europa, que permitieron financiera muchas de las reformas estructurales que se acometieron entonces.

Hoy, algunos de aquellos retos regresan con otra cara. De nuevo, España necesita transformar su modelo productivo para salir de la crisis, tiene que recapitalizarse tecnológicamente, necesita seguir abriéndose al exterior (no sólo Europa sino las economías emergentes) y debe reflexionar sobre la mejor forma de reformar el Estado de bienestar para sostenerlo con calidad en el futuro. Se trata, una vez más, de retos enormes. Pero si entonces se abordaron con éxito, las dificultades que hoy afronta el país se pueden volver a superar.